jueves, 14 de julio de 2011


Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

( Soliloquio final de Segismundo, en "La vida es sueño" de Calderon de la Barca )

EL CREADOR DE SUEÑOS




El creador de sueños miraba cada noche por la ventana al cielo estrellado. Tenía este un encanto especial que lo inspiraba y así dentro, al calor de su hogar, daba paso su imaginación a la creación de los más bellos sueños, los más delicados en los cuales trabajaba con sumo cuidado.

Un noche el creador de sueños vio algo que llamo su atención, esto era una estrella que brillaba más que las demás. Se quedo absorto, mirándola brillar. Estaba como encantado y sin duda era lo más bello que jamás había contemplado.

Cada noche el creador de sueños se asomaba a su ventana, y la buscaba, y cuando la veía en su cara se dibujaba la más bella de las sonrisas.

Noche tras noche se repetía la ceremonia, él salía y la miraba. Comenzó tratando de que esta luminaria se diera cuenta de su presencia y una vez que fue así, comenzó a hablar con ella, en la distancia. Primero eran saludos cordiales dando paso luego a largas conversaciones.

Una noche especialmente cálida, ocurrió algo maravilloso. Cuando el creador de sueños se asomó a su ventana, mirando al cielo, la estrella había desaparecido. No estaba. El se preguntaba que había podido ocurrir, y cuando se dio la vuelta, su amada estrella estaba ahí, frente a él. La estrella había bajado a verle.

Fueron tiempos muy felices, cada día la estrella bajaba con el creador de sueños. Era tanta la felicidad del creador que solo quería agasajarla, creo muchas y bellas cosas para obsequiarle. Creó las ilusiones, las esperanzas, momentos juntos de amor y se los regaló. Fabricó la felicidad, los momentos de espera, las complicidades y se las regaló. Construyo miradas, caricias y susurros de amor y todo eso, se lo dio a su estrella amada.

Un anoche, la estrella le pidió un sueño especial. “¿De que se trata?” preguntó inquieto el creador de sueños… “Quiero un par de alas” respondió ella con su dulce voz.

De inmediato se puso manos a la obra y en su taller creó un par de alas, las más bellas que jamás se hayan visto. Con todo su amor, se las regaló a su estrella.

La estrella tomó las alas, besó al creador de sueños y emprendió el vuelo. Voló mucho y muy lejos. Sobrevoló océanos, continentes y ríos. Se deslizó por el aire durante días que se volvieron semanas, que dieron paso a meses y luego años, muchos y muy tristes años.

En su ausencia el creador de sueños se encerró en su taller y la pena lo fue consumiendo. Fabricó la melancolía, la añoranza. Todos esos lindos sueños que fabricaba estaban ahora rotos y sin brillo. Fabricó el rencor, el abandono, la soledad. Se construyó una armadura de indiferencia.

La estrella cegada al principio por la belleza de sus alas y de su libertad, empezó a añorar los dulces sueños que había dejado en tierra. A pesar de todo, de tener lo que tanto deseaba, su libertad y sus alas, extrañaba los dulces sueños que el creador le fabricaba con tanto amor. Y es así como decidió volver y recuperar aquellos sueños de felicidad.

Pero al volver, encontró al creador tan cambiado y dentro de su armadura, que no lo pudo reconocer. Busco aquellos sueños empolvados por el paso del tiempo gris y solitario, pero le fue imposible encontrarlos. Se habían perdido junto con el creador de sueños.

Con tristeza regresó al cielo, pero nunca, nunca brilló con la misma belleza y los sueños de las personas nunca volvieron a ser los mismos.

El cañonazo de las 12



Soy el encargado del cañonazo de las 12, en el Santa Lucía.

Hoy me reí de todos. No lo disparé a las 12. Lo disparé a las 11. ¡Que
confusión!. Los Bancos cerraron antes, millones de cheques protestados.
Escolares en estampida y hasta el cambio de guardia en La Moneda confundido.

Me reí a carcajadas.

Cuando llego a mi casa, una hora antes, veo a mi vecino arrancar desnudo por
la ventana.

Ya no río.

Ariel Gallegos C.

miércoles, 13 de julio de 2011

El derecho a soñar


Eduardo Galeano

En mi vida.......










Ya perdoné errores casi imperdonables.
Trate de sustituir personas insustituibles,
de olvidar personas inolvidables.

Ya hice cosas por impulso.

Ya me decepcioné con algunas personas ,
mas también yo decepcioné a alguien

Ya abracé para proteger .
Ya me reí cuando no podía .Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.

Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.

Ya lloré escuchando música y viendo fotos .
Ya llamé sólo para escuchar una voz .

Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y ...

Tuve miedo de perder a alguien especial
(y termine perdiéndolo) ¡¡
pero sobreviví !!
Y todavía vivo !!
No paso por la vida.

Y tú tampoco deberías sólo pasar ...
VIVE!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación
abrazar la vida y vivir con pasión.

Perder con clase y vencer con osadía,
por que el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho más para ser insignificante.

Charles Chaplin